Acuarela en Seda

sábado, 31 de enero de 2009

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Próximamente nuevos Seminarios de Pintura en Seda

viernes, 2 de enero de 2009

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EXPO-VINCENT 2008

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Dibujo y Pintura

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Luis Manto - Óleo


Karina Coloca - Óleo

Claudia Maldonado - Acuarela


Alba Fernández - Pastel al óleo




Karina Coloca - Acuarela


Claudia Maldonado - Acuarela

Luis Manto - Óleo

Alba Fernández - Acuarela

Alba Fernández - carbonilla

Karina Coloca - Pastel a la Tiza


Karina Coloca - carbonilla

Claudia Maldonado - Acuarela


Alba Fernández - Acrílico en base texturada



Alba Fernández - Pinturitas


Fotografía Digital

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Luis Manto

Taller de Escritura

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Una máscara se esconde en su cara
cubre de pétalos los rasgos de sombras violáceas
yacen anónimas
un párpado se abre, silente.
Las lágrimas no salen
huyen a la búsqueda del naufragio
y esperan, tácitas, el reflejo vacuo
del sonido atormentándolas
un grito
y sus voces narcóticas le hieren la piel
no oyen las súplicas redimidas
no ésta vez.

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La abundancia de libros en el mundo
es testimonio de la exhuberancia en esta parte del universo
es exceso de exhibición de pruebas inverosímiles
es evidencia de la diversidad que Lucifer explica sin vergüenza

Demuestra que la locura es riqueza en demasía
derriba el secreto que genera culpa
para convertirlo en decisión que excede lo doméstico
y dictamina que la lectura es nuestra condena

Todo eso hace la abundancia de libros en el mundo

Ni qué decir de cuánto contribuye a la difusión de relatos
de versos cantados en baladas y coplas
y al desmoronamiento de las certezas familiares
que acaban develando
tanta enajenación y cordura
cierta perversidad en la modestia
versiones vacías que degradan los cimientos
y montañas de estimulantes de acción retardada

La abundancia de libros en el mundo
ayuda a construir lo infernal en el paraíso
deshace las marañas del frenesí y lo prorroga
y da lugar a la interpretación y al trastorno

Todo eso hace la abundancia de libros en el mundo

Las estrofas de un poema pueden ser derramadas de modo caprichoso
para hablar del mundo y de la abundancia
o quedar a la espera del desvarío
que dilata las horas de trabajo volcado sobre el papel
y tímidamente confirma que la escritura es una verja forjada

Cruzar el límite es anormal
pero es la única instancia en que la tinta
traduce lo propio y hace posible
el escándalo de la novedad
la transgresión
el vuelo de la fantasía
la desaparición de la inocencia

La abundancia de libros en el mundo, Juan Manuel Clivio

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Alguien se asoma a la ventana empañada, abre la cortina y deja que la luz cubra de tibieza la habitación. Apoya una mano sobre el vidrio humedecido, con la otra dibuja su contorno. Luego acerca su rostro hasta sentir el contacto que le enfría la piel. Permanece en ésa posición durante unos instantes, con los ojos cerrados, para evitar el desvío del exterior. “Ha llegado el momento”, se dijo. Con esfuerzo, intenta despegar cada parte de su cuerpo, sus extremidades se van plegando hasta caer desparramadas por el suelo; lo mismo le sucede a su cara. Abre los ojos, para realizar una última observación, y cede ante el derrumbe. Su boca, inmutable, continuaba pegada ante el vidrio, morada a causa del frío. Logró moverse y, de a poco, comenzó a apartarse. Murmuró unos sonidos desconsolados, al abrirse se asomaba un llanto. Anduvo de un lado para otro, golpeándose con objetos del comedor, debido a su ceguera. Estaba perdido en su propia casa, aunque ya no le pertenecía. Trató de orientase pero no lograba recordar nada respecto a su pasado, ni siquiera cómo es que había abandonado su cuerpo. Había perdido su identidad, era sólo una boca. Empezó a hablar, era lo único que podía hacer, aunque con ello le bastaría. Dijo una que otra palabra pero no lograba sentirse a gusto; sufría. Era la ausencia, el desconocimiento ante aquélla vida a la que creía pertenecer. Gritó fuertemente. La angustia aumentaba con el llanto, hasta romper a pedazos los vidrios de la ventana.
Desde afuera, alguien que pasaba escuchó su pena; generaba preocupación en aquél extraño. Golpeó la puerta, una, dos, tres veces; nadie contestaba. Inmediatamente escuchó que una voz decía: “no entres, nadie puede verme”. “¿Por qué decís eso? ¿Acaso a nadie podés interesarle?, de lo contrario no habría venido”, le contestó. “Si no querés abrir lo comprendo, soy un extraño que golpea a tu puerta, pero quiero saber qué te sucede, algo muy triste te debe haber pasado”. “Sí,- contestó entre sollozos- es en vano que continúe gritando si mis lágrimas no salen, no puedo sentirlas ni verlas, como solía hacerlo, no encuentro nada en éste lugar; todo está construido para un cuerpo pero nadie piensa en una boca, eso es lo que soy, ¿por qué habría de interesarte?” “Mi preocupación va más allá de lo que sos, por algo vine, tus gritos perturbados me hicieron sentir que, tal vez, podría ayudarte. No te conozco y vos tampoco sabés nada de mí, pero necesito que me hables, ¿acaso no es lo único y lo más importante que una boca puede hacer?” “Tiene razón,- contestó- el problema es que no sé qué decirle, de repente me di cuenta que mi cuerpo se había ido, que no tengo nombre ni me acuerdo nada de mi vida, si alguna vez tuve una; caí en la desesperación y por eso usted me ha escuchado”. “Entiendo, ojalá pudiera acompañarlo y ser, también, una boca. Imagine cómo sería un mundo extinto de la fatalidad del cuerpo; ya nadie podría corrompernos. Creo que sólo estoy fantaseando” En ése momento se abrió la puerta, y el hombre pudo ver a la boca enfrente suyo. “¿Le puedo hacer una pregunta?,¿cómo es que logró transformarse?”, dijo el primero. “Recuerdo que cerré los ojos, los apreté fuertemente y deseé que mi cuerpo se perdiera en el olvido, en una lejanía irrefutable. Cuando logré recobrar el habla, me di cuenta que mis partes habían desaparecido.” Mientras éste hablaba, el hombre cerró los ojos y comenzó a sentir lo mismo que en el relato. Al cabo de unos instantes, su cuerpo se había desvanecido. Ahora era él quien gritaba.
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Salir al mundo
dar el salto
manifestar la libertad
ejercer el esfuerzo
probar sin miedos
transformar lo que se pueda
alumbrar un camino
Unir opuestos
mantener el equilibrio
buscar saber
develar la matriz
despertar las ideas
actuar en consecuencia
afirmar la identidad
Dejar latir la inspiración
bajo el sol de los días que forman una vida
Juan Clivio
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Píntate las uñas que ya es hora de salir. Busca los colores que más te gusten, que solos reposarán a tu espera, mientras los miras con ese mar verde que tanto temor me ofrece.
Despréndete de tu piel blanca que la volveré a estampar suavemente en tu carne tomando el vino que ya no nos gusta, para sentir cosquillas en la sien. No me quedaré solo con esta corrección, con esta duda. Seguiré buscando la carne blanca, llena de colores que tanto te gusta mostrar. Ríete, pero ríete ahora que es el dulce, el único dulce del que se alimenta mi alma.
Fernando Liotini

Pintura en Tela y Seda

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